Se suele decir que tener demasiadas opciones para escoger no siempre es lo mejor. Y, en el caso concreto de la compra de un nuevo perfume, ya te habrás dado cuenta de que no, no lo es.
Porque no se trata de decidirte entre un vestido a rayas o uno de lunares. Ni de elegir uno de los platos de la carta del restaurante. Un perfume es algo muy personal.
El olor con el que la gente te asocia, es tu sello.
Por eso, para ayudarte a acertar con la elección de tu nuevo perfume, te vamos a dar algunas claves importantes que podrás tener en cuenta.
1. El factor innegociable: que te guste
Los perfumes son como los colores, los hay para todos los gustos. Y lo que debes tener muy claro es que el tuyo te tiene que gustar a ti.
Así de fácil. Si descartas directamente todos aquellos perfumes que no te resultan agradables cuando los hueles por primera vez, borrarás de un plumazo un montón de opciones de la lista.
Da igual que Chanel nº 5 fuera el perfume favorito de Marilyn Monroe y que muchas mujeres en todo el mundo lo utilicen. Si ese aroma no te termina de gustar, no es tu perfume. No hay más vueltas.
Ahora bien, ¿cómo saber de una manera rápida qué tipo de perfumes son los que no van contigo, sin tener que probarlos uno por uno?
Existen clasificaciones,-conocidas como familias olfativas-, que agrupan las fragancias según su composición y su ingrediente esencial. En muchos lugares (también en nuestra web) podrás encontrar los perfumes en base a la familia olfativa a la que pertenecen:
- Cítrica: Aromas muy refrescantes, elaborados a partir de las cáscaras de frutas cítricas como el limón, la naranja, la mandarina o el pomelo.
- Aromática: También conocida como Fougère, debe su nombre al mítico perfume“Fougère Royale”, que fue el primero de los muchos perfumes masculinos de esta familia. Se distinguen por ser aromas elaborados con notas de lavanda, madera, musgo y cumarina.
- Floral: La más reconocible y popular dentro la perfumería de mujer. Con flores como el jazmín, la violeta, la rosa o la magnolia, se crean infinidad de elaboraciones -que van desde las fragancias más ligeras hasta los perfumes con mayor identidad-.
- Cuero: Son perfumes con un toque muy particular, en los que se suele combinar aromas amaderados o ahumados junto a cítricos. No deja indiferente a nadie y, aunque también se empieza a introducir en los perfumes para mujer, son sobre todo, aromas masculinos.
- Oriental: Perfumes con aroma intenso que, al elaborarse con ingredientes como la vainilla, los aceites balsámicos, las especias y las plantas, recuerdan a los olores característicos de Oriente. De ahí, su nombre.
- Chipre: Combinación de aromas, en la que se mezclan notas de las distintas familias olfativas. Entre otros, bergamota (cítrico), rosa o jazmín (floral), y musgo de roble (amaderado). Se trata, en cualquiera de sus combinaciones, de perfumes intensos, con carácter propio.
- Amaderada: Se asocia, principalmente, a perfumes para hombres. En función de la esencia de madera utilizada, nos ofrecerá fragancias frescas (como sucede con el pino y el bambú) o fragancias más cálidas y aromáticas (con el pachuli o el roble, por ejemplo).
Como ves, las clasificaciones de los perfumes son todo un mundo. Pero si consigues identificar cuál de estas familias olfativas es la que mejor responde a tus gustos personales, te simplificará muchísimo la búsqueda de tu nuevo perfume.
Ya no tendrás que elegir entre los cientos y cientos de perfumes que existen, sino que podrás hacerlo -sólo- entre aquellos que sabes que, a priori, te gustarán.
2. Tu nuevo perfume según tu tipo de piel
No todos los perfumes son para todas las pieles.
¿Te has preguntado alguna vez por qué a ti los perfumes te duran tan poco? ¿O por qué un mismo perfume huele distinto según la persona que lo use?
La respuesta está en la química y en las características de nuestra piel. Dependiendo del tipo de piel que tengamos, la reacción de nuestro cuerpo en contacto con el perfume, será diferente.
Se sabe, por ejemplo, que las pieles grasas evaporan las sustancias aromáticas con mayor lentitud y que las pieles secas, en cambio, las absorben muy rápidamente. Por eso, un mismo perfume suele resultar más intenso y perdurable cuando se lo aplica una persona con piel grasa que cuando lo hace una de piel seca.
Así que no lo olvides y ten en cuenta tu tipo de piel a la hora de comprar tu nuevo perfume.
Si eres de piel grasa, se suelen recomendar aromas suaves y ligeros.
Y si tienes la piel seca o sensible, fragancias con bajo porcentaje de alcohol. Las personas con piel seca porque, al absorberse pronto el aroma, tienden a aplicarse muchas dosis de perfume. Y las de piel sensible, porque es fácil que se produzcan irritaciones.
En todos los casos, acertarás con el perfume, si descubres cuál es el que mejor le va a tu piel.
3. ¿Encaja contigo?
Si por algo cuesta tanto cambiar de perfume es porque tu perfume habla de ti. De tu personalidad, de tus gustos, de tus hábitos.
Durante el tiempo que lo utilices, ése será el olor por el que muchas personas te reconocerán, y es importante que sientas ese aroma como propio y que te identifiques con él.
Los hay más atrevidos, más discretos, más sensuales, más frescos, más fuertes, más suaves…
Elige el que más en sintonía esté con tu personalidad y con las situaciones en las que vas a querer usarlo. ¿A diario?, ¿en ocasiones especiales? Recuerda que es tu nuevo perfume el que tiene que adaptarse a ti (no al revés).
Y si no encuentras un perfume que responda a todas tus necesidades, siempre podrás elegir más de uno. Por opciones no será.
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